jueves, 30 de junio de 2011

Él te cuida aún en la angustia de tu corazón

 
Alguna vez te has sumido en una depresión tan grande que has deseado morir?


Hay ocasiones en las que nos vemos tan rodeados de problemas que sentimos que no podremos seguir, hay veces que aún por hacer la voluntad de Dios nos metemos en unos líos que lloramos como niños y no queremos seguir.

Bueno, resulta que un día Elias en cumplimiento de su deber como profeta había acabado con Baal y 450 de sus profetas delante de Acab (rey del momento) y Acab fue corriendito a decirle a Jezabel (su esposa seguidora de Baal) y ésta se enfureció a tal punto que mandó a matar a Elias.

Enebro en el desierto
Viéndose en peligro Elias huyó hacía el desierto y pasado un día se sentó debajo de un enebro, cansado y angustiado... Dice la palabra que deseaba morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quitame la vida...

¿Tu que harías en una situación asi, donde no ves salida y tus enemigos desean tu muerte?
Elias era un hombre fiel a Dios, y él sabía que Dios tambien lo era, pero la angustia no le dejaba ver mas allá de los problemas...Y sabemos que Dios siempre llega en el momento justo!


Continuando con el cuento, Elias lloró amargamente hasta quedarse dormido, no sabemos cuanto tiempo pasó, pero un ángel le tocó y le dio de comer; Él ni corto ni perezoso comió y bebió y volvió a dormirse. El ángel le volvió a tocar y le dijo levántate y come que largo camino te resta.
Sabemos cuan fiel es Dios, y aunque Elias sentia que su final habia llegado, Dios le dijo aun te queda un largo camino conmigo.
Pues es Dios quien nos libra de nuestras angustias, Él es nuestro socorro.

Cuando te sientas angustiado, recuerda que no es el fin; un largo camino te espera de la mano de Dios.

Dios les bendiga!


"Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. 
Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. 
Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. "1 Reyes 19:1-7

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